27 de junio de 2014

La situación mejora para todos

Uno de los momentos más desagradables para todo aquel con responsabilidades de gobierno es cuando se ve obligado a no poder llevar a cabo aquello que prometió iba a cumplir. Sería de verdaderos irresponsables decir una cosa y después, con toda tranquilidad y sin mediar explicación alguna, hacer exactamente lo contrario de lo anunciado. Bueno, para ser justos eso sucedió en cierto paraíso llamado Cuba hace 55 años. 



El caso es que en España, cuando se produjo el cambio de Gobierno, la situación era catastrófica. Que algunos pensaran que el simple cambio de personas iba a traer la abundancia es pura ignorancia, pero tras las inmediatamente anteriores elecciones municipales empezó a verse que el desastre iba a ser peor de lo que se suponía. Lo peor de haber estado gobernados por irresponsables es que su actitud arrastró a todo un país, gobernantes incluidos, y conseguir que en los foros internacionales volvieran a creer en nosotros representaba tomar medidas draconianas que no eran precisamente lo más agradable a hacer. Durante todo el año 2.012 todos los miembros del Gobierno central se hartaron de explicar a quien quiso oír la situación complicadísima que se heredó, pero gracias a unos medios de comunicación cualquier cosa menos imparciales y a dar cancha a charlatanes sin freno se dio la sensación de estar en manos de cuatreros, lo cual además de injusto es sencillamente falso. Todo el mundo se quejó de los famosos recortes (iniciados en Cataluña un año antes por el gobierno del Sr. Más, conviene no olvidarlo), y hasta algún iluminado se arrodillaba pidiendo el rescate de la economía española como fin de todos los males, lo cual habría supuesto unos recortes y medidas de ajuste todavía más estrictos que los llevados entonces a cabo. Y cuidado con los fallos de memoria: las hemerotecas y fonotecas están para algo.




Después de dos largos años de difícil caminar, en los que los sacrificios que todos los españoles y catalanes hemos tenido que afrontar con gran dolor, en los grandes números empieza a verse la luz. Y es ahora cuando, por fin, podrá llevarse a cabo la reducción de impuestos que se pretendió desde un buen principio. Se trata de una reforma ambiciosa, en la que absolutamente todos vamos a salir beneficiados con esa rebaja en el IRPF y que va a representar que, poco o mucho, nuestro bolsillo se vea favorecido. Es pronto aún para entrar en detalles sobre la misma, pero lo anunciado es una puerta a la esperanza en el beneficio colectivo.




Eso sí, que nadie piense que vaya a volverse a tiempos no muy lejanos, en las que a cierto optimista le dio por lanzar billetes a la calle sin freno porque el dinero público no es de nadie. Que esos lodos trajeron estos barros. Conviene ir paso a paso y, por qué no, en un futuro quizás no demasiado lejano se pueda ir recuperando parte de la situación anterior. Esta rebaja tributaria es el primer paso; pueden estar seguros que habrá más buenas noticias como esta en los próximos meses.

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