Se avecinan tiempos intensos

No es la nota que querríamos escribir, pero la actuación irreflexiva, cuando no irresponsable, de quienes deben velar por el buen funcionamiento de las instituciones en Castellar no puede quedar en una mera anécdota.

Indudablemente, la noticia de los últimos días ha sido, como no podía ser de otra manera, el anuncio de abdicación de S.M. el Rey de España, D. Juan Carlos I, Jefe del Estado plenamente constitucional por más sarpullidos que genere esta afirmación. Tiempo habrá para glosar su figura indispensable para entender el último tercio del siglo XX y el comienzo del presente, con luces y sombras como todo período prolongado de desempeñar una función tan importante pero cuyo balance resulta claramente positivo aunque cause hilaridad en algunos indocumentados.

Ante un hecho de tal trascendencia es cuando cualquier Estado mínimamente serio se pone a prueba, y en este caso no será una excepción. La Constitución de 1978 contempla cómo actuar en un caso así y va a ser la prueba evidente de que nuestro sistema democrático ha entrado definitivamente en su mayoría de edad, cuando puede hacerse el tránsito de un Jefe de Estado a su sucesor de forma pacífica y sin traumas.

Lo lamentable es que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, algunos pretendan abrir un debate sobre la forma de Estado que ni es el momento ni viene tampoco auspiciado por un estado de opinión tan generalizado. Ya se sabe que la izquierda en este país suele chillar mucho, pensando así que tendrá más razón, y la realidad suele demostrar lo contrario. Que sea una algarabía encabezada por partidos minoritarios o incluso extraparlamentarios tampoco produce ninguna sorpresa. Pero que personas con altas responsabilidades en el ámbito municipal encabecen la manifestación proponiendo abrir ese debate contra la Monarquía resulta de lo más peligroso que puede haber. Conviene recordar a estos aventureros que cuando accedieron al cargo se comprometieron a cumplir y hacer cumplir la Constitución, por lo que saben perfectamente a poco que se la hayan leído que al abrirse el período de la sucesión está todo perfectamente reglado. Tanto que les gusta hablar de democracia y se olvidan del principal bastión: el principio de legalidad.

Insistimos, que estas actuaciones las lleven a cabo formaciones que disfruten en la marginalidad por más concejales que tengan entra dentro del guión; pero que semejante dislate lo cometan miembros de todo un PSC y algún despistado de CiU empieza a resultar grotesco. De repente, todos quieren disputarle el espacio electoral a ERC, lo cual tiene hasta un punto de diversión de no ser por la incoherencia en la que caen algunos en su afán de amarrar poltrona como sea y que puede degenerar en una deriva de consecuencias imprevisibles.

Se avecinan tiempos intensos y que pueden resultar apasionantes, sin ninguna duda. También servirán para que a algunos definitivamente se les caiga la careta, y en algunos casos comprobaremos cómo el pirómano quiere encabezar el cuerpo de bomberos. Y si no, al tiempo.