La cantinela independentista empieza a aburrir soberanamente, principalmente porque sólo hacen ruido aquí y con una megafonía ensordecedora. En el resto de Europa (visto que es lo único que les interesa), nadie les está haciendo el más mínimo caso. Las visitas del Sr. Mas por donde quiera que va resultan sonoros fracasos, por más que los paniaguados medios de comunicación catalanes pretendan hacer ver lo contrario. En una época en la que incluso se habla de que los Estados cedan soberanía a las instituciones europeas, el discurso de CiU suena a un chiste de muy poca gracia.
Ya les han dicho en todos los idiomas posibles que la independencia nos va a dejar fuera de la Europa comunitaria. Si ese es el rumbo claro que pretende llevar don Arturo y su partido, apañados vamos por más que Sala i Martí y similares se obstinen en decir lo contrario. Han tenido que bajar el pistón y reconocer que esa consulta no puede hacerse de espaldas a la legalidad actual; entonces, ¿dónde está la chulería de afirmar que se iba a hacer la consulta sí o sí? ¿Y pretenden encabezar un camino hacia un “país normal”? ¿Pero se están riendo de la gente o qué?
Y eso de haber convocado elecciones recogiendo el anhelo del pueblo catalán es de aurora boreal. De tan estúpido que resulta no merece la pena ni rebatirlo, habiendo casos Palau, Oriol Pujol y similares en marcha. Que ya no engañan a nadie, y es demasiado triste que se escuden en la bandera para esconder sus propias vergüenzas.
Como dijo Albert Boadella, es peor estar gobernado por un loco que por un temerario. Cuando se confunde la realidad con la imaginación suelen pasar estas cosas, y lo malo es que no hablamos de ningún lugar remoto; hablamos de Cataluña, y las bobadas que tanto jalea CiU sólo pueden llevarnos al desastre. Lo saben perfectamente, por lo que preocupa que ese sea el rumbo a seguir.
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