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Todos sabemos que vivimos en una sociedad regida por el denominado estado de derecho. Consiste en que todos y todo el mundo estamos sometidos al dictado de las leyes, su cumplimiento, y los poderes públicos están obligados también a hacernos cumplir la legalidad vía administrativa o judicial.

No es ningún descubrimiento, incluso es una obviedad por más que en ciertos ámbitos nacionalistas no parece gustarle cuando se tocan temas lingüísticos, pero hoy no van por ahí los tiros. Cuando se trata de hacer cumplir esta legalidad hay muchas formas, algunas de las cuales están demasiado centradas en el bolsillo de la ciudadanía. El caso más evidente es cuando se trata de sancionar las infracciones de tráfico dentro de nuestra población. Evidentemente, cualquier comportamiento incívico de un conductor que pueda resultar perjudicial para la colectividad debe ser sancionado y perseguido. Tampoco son aceptables comportamientos que supongan un abuso por parte de algunas personas cuando se trata de ocupar la vía pública, sea tanto conductores como transportistas. Pero en todas las actuaciones hay un término medio y no siempre es el más seguido. Por no hablar de aquellas calles con doble sentido de la circulación, con vehículos estacionados claramente en sentido inverso al carril que ocupan y que nunca son molestados. Daros un paseo por la Ronda de Turuguet y lo veréis.

Insistimos, ante una infracción se debe actuar con la ley en la mano. Pero según sea el caso, una actuación previa por parte de la Policía Municipal puede arreglar muchos dolores de cabeza y solucionar problemas. ¿Qué cuesta, cuando un vehículo está mal estacionado, hacer una llamada al propietario del vehículo avisándole que si no lo mueve, será sancionado? O en el caso de un transportista, hacerle ver que está causando molestias a los demás ciudadanos y que solvente el problema que está causando rápidamente. Que todos, alguna vez, nos hemos librado de la multa si hemos actuado de inmediato, incluso teniendo al agente con el bolígrafo en la mano. Y si un vehículo está estacionado bien, pero en dirección contraria, ponerle una nota recordatorio de lo que debe hacer.

Son pequeños gestos de nuestros agentes municipales, a quienes siempre apoyaremos en su labor y agradeceremos sus esfuerzos, que serían muy bien recibidos por todos los catellarenses, pero que tienen que venir dados por los responsables de nuestro consistorio, y al parecer no es esta una de sus prioridades. Lo peor que puede pasar es que se dé la sensación de que sean agentes recaudatorios a base de multas, lo que además de injusta sería crear una fama que no se merecen pero que los responsables municipales tampoco tienen muchas ganas de que no se piense así. Daría juego a hablar de las controvertidas cuentas municipales y cómo se pueden equilibrar a base de multas, pero no es momento de chistes. Lo que es evidente es que nuestra policía es motivo de orgullo, y así queremos que siga. Con poco más pueden conseguir una actuación sobresaliente, pero depende de los que hay por encima suyo.