Hay ocasiones en las que la inacción significa no tener nada que hacer
por pura desidia, pero también por una falta total de ideas de quien
debiera ponerse al frente de la acción. Y esto nos ha pasado en el
reciente pleno municipal. El mes de febrero no hubo pleno porque, según
nuestros gobernantes, no había temas suficientes para ello. Bien, vamos a
aceptar pulpo como animal de compañía, pero que no se celebre el pleno
por esta causa ya da qué pensar, teniendo en cuenta la situación general
del país y la de Castellar en particular.
Para corregir la situación, en este pleno hemos tenido nada menos que
¡ocho! mociones a tratar en el orden del día. No está nada mal, pero
obviamos un pequeño detalle: habían pocos puntos que tenían algo que ver
con el día a día municipal. El resto, simples fuegos artificiales y
alguno verdaderamente cómico. Seguir con mociones pro-independentistas
empieza a resultar cansino, y mociones en contra de la política del
Gobierno central que no sirven para nada dan la sensación de que a
algunos se les han acabado las ideas. Dicho en plata, están perdiendo el
tiempo, gozando de los cinco minutos de gloria que todos quieren tener y
que después se diluyen cual azucarillo en el café.
Comienza a ser preocupante que, después de treinta y cuatro años después
de tener ayuntamientos democráticos, elegidos mediante sufragio
universal, algunos no se hayan enterado todavía de cuáles son las
competencias de un ayuntamiento y cuales le son ajenas; aquéllas en las
que sí tiene potestad de actuación y las que no son más que palabrería.
En los primeros años 80 eran frecuentes debates en el seno municipal
sobre política exterior, competencia exclusiva del estado y cuya
resolución sólo proporcionaba titulares de prensa y alimentaba
tertulias, pero su eficacia era nula. Hoy en día están de moda estas
mociones contrarias a la reforma local provocarán comentarios curiosos, pero dada la jerarquía normativa
de cualquier país civilizado su eficacia no pasa de una rabieta de niño
malcriado. Y las mociones pro-independentistas no merecen comentario
distinto al anterior, pero ya se sabe, el PSC está demasiado preocupado
por encabezar la manifestación al lado de ERC sin importarle hacer el
papel de tonto útil. Su jugada en el Congreso de los Diputados no engaña
a nadie.
Mientras tanto, Castellar sigue languideciendo sin que sus prebostes
municipales se den por enterados. Nos consta que la población está
altamente sensibilizada con la problemática actual, y nos ha mostrado su
iniciativa y voluntad de colaborar en la solución de los problemas. Sin
embargo, la realidad es muy diferente: comercios que echan la puerta
abajo, empresas que cierran, impuestos cada vez más elevados, pésima
gestión de las arcas municipales, ……… Y vamos a dejarlo aquí. Lo más
gracioso es que, después, algunos no acaban de entender el por qué de la
desafección de la gente con la clase política. Aquí tienen un buen
ejemplo. No hace falta irse a Madrid o Barcelona; bien cerca lo tenemos.
(RG)
24 de marzo de 2013
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