21 de febrero de 2015

Un Rey Sin Cabeza

Que la vida política no es ningún camino de rosas lo sabe todo el mundo. Que los comentarios más o menos insidiosos están a la orden del día tampoco es ninguna novedad; hasta puede decirse que va incluido en el cargo. Pero cuando estas actuaciones sobrepasan los límites de la decencia, llegando a la grosería y a la burda manipulación de los más débiles, ya dejamos de hablar de confrontación política para hablar directamente de insultos, y este fin de semana hemos tenido una demostración palpable.
Ya en su momento vimos cómo se las gastan algunos, aprovechando unas actuaciones musicales escolares para, muy sibilinamente, pegar un palo a quien corresponda por las reformas educativas que todo el mundo pide pero nadie quiere llevar a cabo. En un alarde de generosidad aceptaremos que se trató de un acto inocente, sin mala intención, que se malinterpretó y todos esos tópicos habituales en estos casos, excepto que se manipuló torticeramente una actuación infantil para fines espurios. En fin, ya pasó y que cada palo aguante su vela.
Pero este fin de semana se han cruzado todos los límites de la corrección y no hay excusas que valgan. Vamos a recordar que los carnavales son jornadas plenamente festivas, en las que participan muy activamente sobre todo los niños y a los que sin duda alguna se dedica especial atención en estos actos. Que se aproveche para hacer chirigotas como en Andalucía hasta tiene gracia, pues el ingenio y el humor suele ser más efectivo para la crítica. Pero que en Castellar se aproveche para lanzar un mitin político ante una concurrencia muy nutrida de niños no tiene ninguna justificación, y no nos vengan ahora con la libertad de expresión ni zarandajas similares. ¿Qué reacción habría habido si el personaje en cuestión hace chistes sobre la orientación sexual de alguna persona allí presente? ¿Y si las chanzas tuviesen un destinatario de cierta religión situada en el Magreb, por ejemplo, poco amiga de estas coñas? Lo más probable es que fuera declarado persona non grata, por no hablar de la cara que le habría quedado a la autoridad municipal allí presente, que en nuestro caso optó por la más ancha de las sonrisas. Y, por favor, que no alegue ignorancia; que ya somos todos mayorcitos.
Se está llegando a un nivel de desvergüenza inaudito. Hace muchos años que se sabe que en política no vale todo, pues la frontera entre las buenas formas y tirarlo todo por los aires es muy débil, y por lo visto algunos mandamases municipales no quieren enterarse. Si quieren debate político muy gustosamente participaremos, algo de lo que ellos huyen despavoridos al carecer absolutamente de algo que decir. En cambio, les encanta descalificar a los adversarios sin reparar en las armas utilizadas.
Ha llegado el momento de decir basta ya. Que si no tienen nada que ofrecer, que dejen paso a otros que sí tenemos mucho que hablar, pero al menos que no insulten aprovechando cualquier ocasión, y menos tratándose de niños. Desde este partido no cejaremos en erradicar estos comportamientos vergonzosos, tanto desde la oposición como desde puestos de mayor responsabilidad cuando llegue el momento.

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