6 de febrero de 2015

Este tronco no me habla


No es ninguna novedad que cualquier administración pública, a la hora de ofertar puestos de trabajo, puede exigir los requisitos más variopintos de cara a la selección de los aspirantes sea del trabajo que sea. En los 35 años de ayuntamientos democráticos, y también en alguna que otra Comunidad Autónoma, se han llegado a exigencias realmente divertidas, como aquella selección de un cocinero a quien se examinó de todo menos de cocina, o una plaza de médico en la que un requisito especial era que supiese ruso en una zona donde no vivía ningún ciudadano de esa cultura. Puede deberse a un ataque de locura de quien ha establecido las bases de la selección, o también una forma sibilina de colocar algún enchufado. Y no se crean, que memeces de este tipo las han cometido consistorios de todos los colores y pelajes.
A consecuencia de los efectos de vendaval que sufrimos el pasado mes de diciembre, se puso en marcha el proceso para acceder a un puesto de trabajo desde nuestro Ayuntamiento en el Plan de Empleo de la Diputación de Barcelona que tiene como objetivo paliar los efectos de dicho vendaval, es decir, para desbrozar las zonas boscosas más afectadas, cosa que tampoco es ningún secreto. Cualquier persona con un mínimo de sentido común pensará que nadie mejor que seleccionar personas con unos mínimos conocimientos de jardinería o de bosques por razones bastante evidentes, y también podría añadirse que al tratarse de solucionar un tema que afecta a Castellar del Vallés, qué mejor que dar algún tipo de preferencia a los habitantes de nuestra población. Pues va a resultar que hay un requisito algo alejado de la jardinería que ha decidido más de una elección de personal.
Tenemos varios vecinos de Castellar que se inscribieron para poder incorporase a este puesto de trabajo y que han sido rechazados porque no acreditaba suficiente conocimiento de la lengua Catalana! Podríamos entender que haya puestos de trabajos públicos que domine este requisito. Pero que para hacer un trabajo como recoger troncos arrancados del suelo, haya de dominarse la lengua catalana, sólo puede calificarse de chiste.
Y es que se está llevando el tema de la lengua hasta extremos grotescos. Por lo visto, importa más el dominio del idioma que las habilidades profesionales para desempeñar una labor. Acredite usted un máster en jardinería, que si no acredita dominar también el idioma de Josep Carner le va a servir de muy poco. Y ello teniendo en cuenta que, por más que algunos se obstinen en decir lo contrario, vivimos en una comunidad bilingüe.
Hemos puesto el ejemplo de Castellar por proximidad, además de tener nombres y apellidos de afectados. Dado que existen otros procesos esperamos supriman este requisito y seamos humanos. Y semejantes barbaridades deben ser denunciadas bien alto para dejar a las claras el absurdo en el que algunos nos han querido meter por sus delirios inconfesables.

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