No es ninguna novedad que cualquier administración pública,
a la hora de ofertar puestos de trabajo, puede exigir los requisitos más
variopintos de cara a la selección de los aspirantes sea del trabajo que sea.
En los 35 años de ayuntamientos democráticos, y también en alguna que otra
Comunidad Autónoma, se han llegado a exigencias realmente divertidas, como
aquella selección de un cocinero a quien se examinó de todo menos de cocina, o
una plaza de médico en la que un requisito especial era que supiese ruso en una
zona donde no vivía ningún ciudadano de esa cultura. Puede deberse a un ataque
de locura de quien ha establecido las bases de la selección, o también una
forma sibilina de colocar algún enchufado. Y no se crean, que memeces de este
tipo las han cometido consistorios de todos los colores y pelajes.
A consecuencia de los efectos de vendaval que sufrimos el
pasado mes de diciembre, se puso en marcha el proceso para acceder a un puesto
de trabajo desde nuestro Ayuntamiento en el Plan de Empleo de la Diputación de
Barcelona que tiene como objetivo paliar los efectos de dicho vendaval, es
decir, para desbrozar las zonas boscosas más afectadas, cosa que tampoco es
ningún secreto. Cualquier persona con un mínimo de sentido común pensará que
nadie mejor que seleccionar personas con unos mínimos conocimientos de
jardinería o de bosques por razones bastante evidentes, y también podría
añadirse que al tratarse de solucionar un tema que afecta a Castellar del
Vallés, qué mejor que dar algún tipo de preferencia a los habitantes de nuestra
población. Pues va a resultar que hay un requisito algo alejado de la
jardinería que ha decidido más de una elección de personal.
Tenemos varios vecinos de Castellar que se inscribieron
para poder incorporase a este puesto de trabajo y que han sido rechazados
porque no acreditaba suficiente conocimiento de la lengua Catalana! Podríamos
entender que haya puestos de trabajos públicos que domine este requisito. Pero
que para hacer un trabajo como recoger troncos arrancados del suelo, haya de
dominarse la lengua catalana, sólo puede calificarse de chiste.
Y es que se está llevando el tema de la lengua hasta
extremos grotescos. Por lo visto, importa más el dominio del idioma que las
habilidades profesionales para desempeñar una labor. Acredite usted un máster
en jardinería, que si no acredita dominar también el idioma de Josep Carner le
va a servir de muy poco. Y ello teniendo en cuenta que, por más que algunos se
obstinen en decir lo contrario, vivimos en una comunidad bilingüe.
Hemos puesto el ejemplo de Castellar por proximidad,
además de tener nombres y apellidos de afectados. Dado que existen otros
procesos esperamos supriman este requisito y seamos humanos. Y semejantes
barbaridades deben ser denunciadas bien alto para dejar a las claras el absurdo
en el que algunos nos han querido meter por sus delirios inconfesables.
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