9 de enero de 2015

Gente normal

Llevamos meses, por no decir años, en los que un tema de conversación habitual versa sobre el desprestigio de la clase política. Frente a algunas reflexiones serenas y ponderadas se oyen también algunos exabruptos disparatados que además resultan injustos. Que se han encendido algunas luces de alarma debido a que algunos han antepuesto su ambición personal y una codicia ilimitada al deber de servicio público que indica el ejercicio de la actividad política resulta incuestionable. Que la respuesta ofrecida inicialmente ante casos escandalosos perpetrados por ciertos personajes no ha tenido la contundencia necesaria tampoco lo vamos a negar. Pero de ahí a criminalizar a todas las personas que ejercen cargos públicos debidos a la política es una exageración inadmisible.
Conviene además hacer una serena reflexión cuando todo esto se traslada al ámbito municipal. Sin entrar en casos muy cercanos de ciudades mucho mayores que Castellar que han tenido bastante repercusión pública, resulta que quienes hemos decidido participar en la vida municipal, algunos como concejales, y los más como colaboradores de las diversas formaciones políticas, pues somos gente tan normal como la que vemos pasar cada día a nuestro alrededor. En nuestro partido contamos con personas con trabajo más o menos estable; con pequeños empresarios que diariamente luchan por sacar su empresa adelante; con jubilados, amas de casa y estudiantes; también tenemos personas en situación de desempleo pese a lo cual siguen colaborando para hacer llegar nuestro mensaje lo más lejos posible. En suma, gente de lo más normal que han decidido participar en la vida política actual cada uno dentro de sus posibilidades. Y esto mismo puede aplicarse a los miembros de cualquier otra formación política de Castellar. Todos estamos formados por gente normal y corriente; y, por qué no decirlo, por buena gente. Que después la vida diaria pueda conllevar diferencias de criterio y que en ocasiones generen palabras subidas de tono es parte del juego, pues lo más importante es que ello no impide en absoluto una cordialidad entre todos nosotros nada extraña.
Viene esto a cuento porque, en los tiempos actuales, es fácil que surjan algunas voces adanistas según las cuales todo lo ocurrido hasta ahora ha sido poco menos que desastroso y que ellos van a traer algo así como el paraíso terrenal. Ya se sabe, en campañas electorales es frecuente decir alguna que otra barbaridad. Pero es que tal afirmación, además de falsa, es completamente injusta. En la actividad política municipal se puede estar más o menos acertado, o ser más o menos atinado en la toma de decisiones; pero lo que nos negamos a aceptar es que alguien actúe con mala fe. No sólo porque un comportamiento así tendría unas derivadas delictivas de sobra conocidas, sino también porque si se encontrara a alguien así se le expulsaría de la vida política sin contemplaciones. Después que cada palo aguante su vela, pero desde este pequeño partido en Castellar esta es nuestra norma y nos la aplicamos desde el primer día.
La vida política municipal actual es una tarea apasionante y que merece la pena vivirla al servicio de la ciudadanía. Quien no tenga este ideal mejor que se dedique a otra cosa. Porque somos gente normal. Porque somos gente buena.

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